De Dion Bouton Triciclo 1898
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Todo el mundo conoce los nombres de De Dion y Bouton, pioneros del automóvil. Muy al corriente de la evolución de la técnica en los finales del siglo XIX, el conde Albert De Dion yendo a la compra de artículos de fiesta para un baile de máscaras, vio en el escaparate de un comercio, un modelo de máquina de vapor, y deseó saber quién era el autor. De esta forma conoció a Georges Bouton quien, con su cuñado Trépardoux, en un pequeño taller, fabricaba modelos reducidos.
El conde De Dion soñaba con construir un coche, y propuso rapidamente una asociación con ambos mecánicos. Los nuevos constructores se instalarían en un pequeño taller de la calle Pergolese, en París, bajo la razón social «De Dion-Bouton y Trépardoux». En 1883 realizaron su primer vehículo, un cuadriciclo de vapor. Era este un artefacto bastante rudimentario pero que tenía el mérito de funcionar.
La marca recibía numerosas medallas en las Exposiciones, pero los pedidos eran escasos. Una discusión violenta surgió entre De Dion y Trépardoux en relación al motor de explosión, y este último decidió abandonar la asociación. La nueva razón social se denominó De Dion-Bouton y Cía. Esto ocurría en 1893, año en el que se patentaba el famoso puente De Dion.
En 1894, De Dion y Bouton contemplaron en el taller su primer motor de combustión interna, el cual no poseía ninguna innovación y se parecía en sus líneas generales al presentado algunos años antes por Gottlieb Daimler, pero los inconvenientes que presentaba serían eliminados por Bouton al cabo de algún tiempo y el motor alcanzaría las 1500 r.p.m. Puesto por fin a punto, conoció rápidamente un gran éxito comercial y fue vendido a numerosos constructores para equipar sus coches.
De Dion-Bouton ofrecía un motor refrigerado por agua y otro refrigerado por aire, ambos prácticamente idénticos. Este motor De Dion tenía la válvula de admisión automática y la de escape con mando mecánico. Su cárter era de aleación ligera y el cilindro de fundición con numerosas aletas de refrigeración. Rápidamente, Bouton equipó sus motores con encendido eléctrico por medio de batería y bobina, sistema al que por otra parte permaneció fiel en lo sucesivo.
A principios de 1895, se acopló a un triciclo, justo detrás del eje trasero.
¿Por qué en un triciclo? Parece ser que éste era un vehículo más estable y más robusto que la bicicleta.
La gran baza del triciclo radicaba en ese pequeño motor, sencillo, de fácil mantenimiento y que pronto se impuso como el más fiable de su tiempo, éste accionaba directamente el eje trasero por medio de un piñón.
La horquilla delantera era una simple horquilla de bicicleta, pero reforzada. El depósito y el vaporizador se situaban debajo del asiento.
En sus últimos años, el triciclo se transformó para transportar uno o dos pasajeros y arrastraba un remolque, carrozado generalmente en mimbre.
Este peso suplementario obligaba frecuentemente al piloto a pedalear en las cuestas. Por otro lado, los pasajeros del remolque, con frecuencia se incomodaban por los gases del escape, y el polvo levantado por las ruedas traseras del triciclo.
Sin embargo todos estos inconvenientes se traducen hoy en la satisfacción que supone para cualquier coleccionista, no solo observar estos ejemplares en extinción sino como en el caso que nos ocupa, poder escuchar el curioso sonido de su motor en la marcha precedido de un «gloup! gloup! gloup! que hace desplazarnos a finales del siglo XIX, dificil de olvidar!
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